¿El suministro de testosterona mejora los síntomas de hipoandrogenismo en varones mayores de 65 años?
Los efectos de los tratamientos con testosterona en ancianos. ARTÍCULO ORIGINAL: EFFECTS OF TESTOSTERONE TREATMENT IN OLDER MAN. Snyder PJ, Bhasin S, Cunningham GR y colaboradores, por los investigadores de The Testosterone Trials.. N Eng J Med. 2015; 374(7): 611-24..
Introducción:
En los varones, las concentraciones séricas de testosterona disminuyen significativamente con el paso de los años. Ciertos síntomas, como la fatiga, la menor actividad sexual y la capacidad de movilidad disminuida, son propios de la edad avanzada pero también se encuentran en hombres con enfermedad gonadal o de la hipófisis; esto hace pensar que son los bajos niveles de testosterona los que en buena medida provocan esas anomalías. La organización The Testosterone Trials reúne a investigadores que participaron de siete ensayos coordinados de administración de testosterona a pacientes ancianos. En este estudio se evalúan en forma conjunta los resultados obtenidos en tres de esos ensayos, los que resultan conceptualmente más importantes. El propósito ha sido determinar los efectos del suministro de testosterona a través de la piel por espacio de un año, en individuos sintomáticos de más de 65 años de edad.
Diseño:
Este estudio analiza en forma conjunta los datos obtenidos por los tres principales ensayos de la serie, randomizados (aleatorizados), por distribución oculta, en doble ciego (clínicos, pacientes) y controlados. Se consideran aquí los datos de seguimiento a 12 meses.
Contexto:
En todo este grupo de ensayos, los pacientes eran reclutados de 12 sitios diferentes en los Estados Unidos. Los tres trabajos principales aquí considerados se ocupaban respectivamente del funcionamiento sexual, de la funcionalidad física y de la capacidad vital de los varones tratados con testosterona. En su oportunidad, todo candidato a ingresar en un estudio debía satisfacer los criterios de admisión específicos de ese trabajo, aunque después participara también de otro u otros. Tomaron parte en el desarrollo de esta evaluación de conjunto 33 profesionales de Pensilvania (Filadelfia y Pittsburgh), Massachusetts (Boston, Watertown), California (La Jolla, Torrance, San Diego), Texas (Houston), Washington (Seattle), Connecticut (New Haven), Minnesota (Minneápolis), Alabama (Birmingham), Illinois (Chicago), Florida (Gainesville), Nueva York (el Bronx), Maryland (Baltimore), Georgia (Atlanta).
Pacientes:
La muestra estuvo integrada por 790 individuos mayores de 65 años con concentraciones séricas de testosterona de menos de 275 ng por decilitro, y con síntomas de presunto hipoandrogenismo, que habían tenido participación en uno o más de los tres estudios principales ya indicados: funcionamiento sexual, funcionalidad física, capacidad vital.
Intervención:
Fueron examinados los datos de 788 pacientes, divididos en un grupo de receptores de gel de testosterona (n = 394) y otro grupo que sería receptor de placebo (n = 394). Se administraba el producto comercial AndroGel al 1%, de AbbVie, Inc., North Chicago, EE. UU., en frasco dosificador a la dosis inicial de 5 g diarios. Las aplicaciones se hacían sobre la piel de brazos y hombros, inmediatamente después de una ducha. Los controles utilizarían la sustancia placebo contenida en frascos de similar apariencia. Todos los participantes serían sometidos a mediciones de sus concentraciones de testosterona en los meses 1, 2, 3, 6 y 9, y al término del seguimiento. Después de cada evaluación, la dosis de testosterona podía ser ajustada con el propósito de alcanzar la concentración considerada normal en varones jóvenes, de entre 19 y 40 años.
Medidas de Evolución:
Se evaluó a todos los participantes respecto de las medidas de evolución primaria establecidas para cada uno de los tres trabajos principales, es decir, funcionamiento sexual (Panel A), funcionalidad física (Panel B) y capacidad vital (Panel C). Las evaluaciones se harían por medio de diferentes instrumentos estadísticos. También se tendrían en cuenta los efectos adversos.
Principales resultados:
En general, los tratamientos incrementaron los niveles séricos de testosterona a niveles equivalentes a los valores normales medios de los varones que tienen entre 19 y 40 años de edad. A continuación se indican los principales hallazgos clínicos obtenidos.
– En los pacientes que incrementaron sus niveles de testosterona se registra significativo aumento de la actividad sexual (p <0,001, según el Psychosexual Daily Questionnaire). En ese marco se observan significativas mejorías del deseo sexual y de la función eréctil.
Sinopsis analítica:
– En la evaluación de la funcionalidad física, los pacientes del estudio específicamente dedicado a ese tema no muestran diferencia significativa entre receptores de testosterona y controles en los porcentajes de hombres que lograban recorrer al menos 50 metros más en la caminata de 6 minutos. En cambio, al incorporar al análisis a TODOS los participantes surge una diferencia significativa: lograron tal incremento el 20,5% de los individuos que recibían testosterona, frente al 12,6% de los receptores de placebo (p = 0,003). — De acuerdo con la subescala de fatiga de la escala Functional Assessment of Chronic Illness Therapy, no hay beneficios concretos en ese aspecto para los pacientes que recibían testosterona. Se observaba, sí, alguna mejoría del estado de ánimo, y menor intensidad de la sintomatología depresiva. — Los porcentajes de efectos adversos eran similares en los dos grupos.
Conclusión:
En varones mayores de 65 años con sintomatología de presunto androgenismo y que tenían niveles séricos de testosterona significativamente bajos, el tratamiento durante un año con testosterona en gel, de aplicación directa sobre la piel de brazos y hombros, permite alcanzar concentraciones similares a las de los varones jóvenes. Ese incremento de la testosterona se refleja en mejoría de la función sexual y algún progreso en la funcionalidad física; en cambio, no hay efectos concretos sobre la capacidad vital. No se observa mayor número de efectos adversos en los sujetos tratados, pero los autores del presente trabajo señalan que el número de pacientes de la muestra era insuficiente para obtener conclusiones definitivas acerca de los reales niveles de riesgo de estos tratamientos.
Fuentes de financiamiento:
NIH, National Institutes of Health; principal patrocinante: NIA, National Institute of Aging, Bethesda Maryland, EE. UU. Otros institutos del NIH y diversas compañías farmacéuticas han contribuido a la financiación y sostenido a investigadores con honorarios y becas.